Los grupos de ayuda mutua (GAM) se convierten en un lugar de encuentro único para las personas que están atravesando por una misma situación. Los afectados por enfermedad rara y su entorno familiar pasan por momentos de desorientación, desconcierto, desesperanza, profundos sentimientos de soledad y gran aislamiento producido por una problemática común. Entre ellas podemos encontrar la incomprensión social, rechazo, el aislamiento, la desinformación sobre cuidados, la falta de recursos o la ausencia de ayuda práctica para la vida diaria. Sin embargo, toda persona con sus habilidades y su experiencia personal posee una valiosa capacidad para ayudar a los demás, y por extensión, se ayudan a sí mismas.
Comunicar es poner en común con otra persona ideas, sentimientos, pensamientos o cualquier tipo de información
Reuniendo a un pequeño grupo de personas acaba con uno de los mayores obstáculos con los que se enfrentan nuestro colectivo: el aislamiento y la soledad. Estos grupos se crean con el objetivo de crear un sentido de identidad y establecer relaciones significativas entre sus miembros. Basados en la mutualidad y la reciprocidad, se comparte experiencias fortalecedoras y sentimientos, se promueve el sentido de comunidad, se intercambian información sobre recursos existentes, dan respuesta a una problemática común, superan prejuicios y mitos, se fomenta la sensación de utilidad al brindar ayuda a otros a la vez que se aprende de ellos, y en definitiva, logran juntos cambios personales y sociales.
Lo que me llevo del Grupo de Ayuda Mutua es la proximidad, compañerismo y calidez que he encontrado
El GAM ofrece a sus miembros un continuo de beneficios, entre ellos, ayuda a interpretar, dar fuerza y un nuevo significado a la situación vivida, facilita la búsqueda de una salida y un mejor control de la situación. La persona que participa en el grupo se siente más fuerte, se da cuenta de que el problema no es solamente suyo y que se pueden encontrar soluciones comunes, por lo que aumenta su capacidad para afrontar nuevas situaciones, favorece cambios y aumenta sus perspectivas de futuro.
Vemos, pues, como con el desarrollo de un grupo vamos respondiendo a las necesidades no cubiertas por la administración y minimizando las dificultades con las que inicialmente se encontraban las personas. Además, los beneficios que se obtienen a través de los grupos de ayuda mutua se extienden más allá de la propia persona, mejorando las relaciones familiares, laborales y sociales.
No hay nada que perder. La formación de un grupo es uno de los recursos utilizados para superarse ante la adversidad. Gracias a la red de apoyo social creado, se potencia el soporte emocional y de información, y contribuye a un mejor afrontamiento de la enfermedad gracias al apoyo mutuo que se produce entre las personas, facilita la adaptación a las nuevas circunstancias y supone una mejoría significativa en la calidad de vida.
Con el grupo, llegas a pensamientos a los que por ti mismo no hubieses llegado nunca.
Source: FEDER