Buscando pistas sobra la Obesidad

Buscando pistas sobra la Obesidad

Buscando pistas sobre la obesidad en poco común trastorno del hambre

Kristin Tremblay ayuda a preparar la cena en su hogar de Gainesville, Florida. Sufre un trastorno que le provoca un hambre incontrolable.
ROB C. WITZEL para THE NEW YORK TIMES
Por ANDREW POLLACK
14 de enero, 2014
Lisa Tremblay todavía recuerda con horror la vez en que su hija Kristin, en una comida familiar, sacó una salchicha de la basura llena de hormigas y se preparó para comerla.
Kristin posee una poco común anomalía genética que le provoca un hambre incesante e incontrolable. Algunas personas con la condición, llamada síndrome Prader-Willi, pueden comer hasta que su estómago se rompa y les cause la muerte. No es sorprendente que muchos sean obesos.
“Ha comido comida para perros y comida para gatos”, cuenta Tremblay, quien vive en Nokomis, Florida. Cuando Kristin, hoy de 28 años, era una niña, los vecinos una vez llamaron a las autoridades de los servicios sociales pensando que Kristin no era alimentada ya que siempre se quejaba de tener hambre.
Una enfermedad otrora desconocida y desatendida, el síndrome Prader-Willi está empezando a atraer más atención de los científicos y las compañías farmacéuticas por un simple motivo: podría arrojar algo de luz sobre los mucho más amplios problemas de salud pública de la alimentación excesiva y la obesidad.

Una cena típica para Tremblay: ensalada, chauchas, fruta, cerezas cubiertas de chocolate y Crystal Light, sumando 450 calorías.
ROB C. WITZEL para THE NEW YORK TIMES
“Son modelos humanos extraordinarios de obesidad severa”, dice el doctor Steven B. Heymsfield, profesor y exdirector ejecutivo del Centro Pennington de Investigación Biomédica en Baton Rouge, Louisiana. “Cuando descubramos los mecanismos subyacentes de estos trastornos tan poco comunes, arrojarán luz sobre la obesidad común y corriente”.
Un fármaco que se está desarrollando para ayudar a las personas obesas a perder peso ha mostrado algunos signos preliminares de éxito en pacientes con Prader-Willi. Se cree que el fármaco, beloranib, actúa reduciendo la síntesis de grasa y aumentando el uso de la misma. De acuerdo con los desarrolladores del fármaco, Zafgen, en una prueba a pequeña escala redujo el peso y grasa corporal y la urgencia por ingerir comida.
“Es la primera cosa que ha sido probada y tenido éxito de cualquier tipo en individuos con Prader-Willi”, cuenta la doctora Jennifer Miller, profesora adjunta de endocrinología pediátrica en la Universidad de Florida, e investigadora principal en la prueba.
Hay razones para ser cautelosos sobre el vínculo entre el Prader-Willi y la obesidad en general, ya que los mecanismos detrás de ambas no son totalmente entendidos y podrían ser distintos.
Pero los defensores de los pacientes con Prader-Willi alientan activamente la asociación, con la esperanza de que vincular el síndrome con el problema más amplio atraiga más investigación académica y de la industria farmacéutica sobre la enfermedad. “Mientras más interés e investigación haya sobre ella, más ayuda a nuestros muchachos”, dice Janalee Heinemann, directora de investigación y asuntos médicos en la Asociación del Síndrome Prader-Willi.
También hay motivos para ser cautelosos sobre los resultados de Zafgen. La prueba involucró a solo 17 personas, y la parte principal de la misma duró solamente cuatro semanas. En algunas mediciones –incluida la principal de la prueba, la de reducción del peso- la diferencia entre en fármaco y un placebo no fue estadísticamente significativa.
Aun así, Thomas E. Hughes, el director ejecutivo de Zafgen, dice que los resultados fueron suficientemente buenos para que la compañía realice un estudio a mayor escala, con el objetivo de conseguir que se apruebe al berolanib para tratar el síndrome Prader-Willi.
“Nos proporciona una manera de establecer los beneficios de nuestra fármaco en los que, podría pensarse, son los pacientes más difíciles de tratar”, dijo.
Otra compañía, Ferring Pharmaceuticals, planea iniciar pronto un estudio sobre su fármaco carbetocin. El mismo funciona del mismo modo que la oxitocina, a veces llamada la hormona del amore porque promueve el vínculo humano. Un estudio francés a pequeña escala sugiere que la oxitocina podría no sólo mejorar problemas de comportamiento asociados a la enfermedad, sino que también frenar el apetito.
Rhytm, una empresa emergente, también planea realizar pruebas para el Prader-Willia con su fármaco experimental para la obesidad, el RM-493. Arena Pharmaceuticals, quienes venden el fármaco para pérdida de peso Belviq, expresan interés en el Prader-Willi. Se llevan a cabo también ensayos académicos, conformando lo que los defensores llaman una cantidad inusual de actividad.
“Nuestro mayor problema para 2014 y 2015 es asegurarnos de tener suficientes familias para los estudios”, declara la doctora Theresa Strong, presidente del consejo de asesoría científica de la Fundación para la Investigación del Prader-Willi.
La Asociación del Síndrome Prader-Willia sabe de al menos 8.000 estadounidenses con la condición. A la mayor parte de los pacientes les falta parte del cromosoma 15. Otros tienen dos copias completas del cromosoma.
Por si el apetito insaciable no fuera suficiente, la gente con Prader-Willi tiene además metabolismos lentos, lo que hace que suban de peso con excesiva facilidad. La mayor parte tiene además discapacidades intelectuales y comportamientos autistas.
Mantener el peso a raya es una batalla constante para los padres y cuidadores.
“Trancamos la heladera. Trancamos el congelador. Trancamos la despensa”, cuenta Mark Greenberg de Denver, un asesor financiero cuyo hijo Zachary de 14 años tiene síndrome Prader-Willi.
La familia incluso tranca el cubo de basura de la cocina. Si Zachary intenta dejar la casa se activan alarmas.
El apetito es un gran problema porque imposibilita vivir independientemente o mantener un trabajo.
Jim Kane de Baltimore, Maryland, cuenta que su hija Kate, que tiene un diploma de educación secundaria, ha sido despedida de varios empleos por tomar comida de otros empleados.
También ha sido arrestada por robar comida en tiendas, cuenta, una vez en un aeropuerto por tomar unas barras de granola.
Los científicos no entienden los mecanismos tras el Prader-Willi, aunque el apetito insaciable surge de una disfunción en el hipotálamo, la parte del cerebro que controla el hambre.
Los investigadores afirman que al igual que con otras enfermedades, como el Alzheimer y el colesterol alto, podría aprenderse mucho estudiando los casos más extremos o en sus inicios más tempranos.
“Estos mecanismos, si los entendiéramos en el Prader-Willi, arrojarían muchísima información sobre el apetito”, expresa la doctora Joan Han, una endocrinóloga en los Institutos Nacionales de la Salud que conduce una investigación sobre el síndrome y otros trastornos poco comunes de la alimentación.
Su propia investigación, por ejemplo, ha revelado bajos niveles en la sangre de las personas con Prader-Willi de una proteína llamada factor neurotrófico derivado del cerebro. Otros estudios también han vinculado faltas de la proteína con la obesidad.
Pero algunos expertos afirman que los pacientes de Prader-Willi se diferencian de otras personas obesas en cosas como sus altos niveles de la hormona ghrelin, que induce el apetito.
“Hay características distintivas del síndrome Prader-Willi que sugieren que puede no ser un suplente o modelo para todos los tipos de obesidad”, declara Elisabeth M. Dykens, directora del Centro Vanderbilt Kennedy de la Universidad de Vanderbilt, el cual estudia los desórdenes de desarrollo.
Para Zafgen, sin embargo, el Prader-Willi representa un camino potencialmente más rápido al mercado a través de una inversión relativamente limitada. Si bien el beloranib ha mostrado buenos resultados en los estudios tempranos para el tratamiento de la obesidad en general, conseguir su aprobación para ese uso probablemente requerirá ensayos clínicos con cientos de pacientes para descartar efectos secundarios serios.
Conseguir la aprobación para el Prader-Willi podría requerir pruebas en sólo docenas o cientos de pacientes, y podría haber más tolerancia a efectos secundarios debido a la necesidad desesperada de tratamientos. Además, como el Prader-Willi es una enfermedad insual, Zafgen calificaría para deducciones de impuestos y cierta exclusividad en el mercado bajo la Ley de Medicamentos Huérfanos, y podría potencialmente cobrar un precio muy alto por el producto.
El beloranib de Zafgen funciona inhibiendo la encima metionina aminopeptidasa 2. Esta inhibición parece estimular la quema de grasas y reducir su formación.
Los 17 pacientes del estudio de Zafgen fueron residentes de un hogar para gente con Prader-Willi en Gainesville, Florida, en el que la dieta está estrictamente controlada. Durante el estudio, la ingesta diaria de calorías fue aumentada un 50 por ciento para comprobar más fácilmente si el beloranib afectaba el peso y el apetito.
Kristin Tremblay fue una de las participantes en el estudio. Su madre dice que no notó grandes cambios cuando Kristin volvió a casa luego del fin del estudio.
Pero, extrañamente, Kristin tuvo problemas para terminar una ensalada, y no había ganado peso a pesar del aumento de calorías durante el estudio.
“Lo volvería a probar”, declara la señora Tremblay. “Claramente no le hizo mal”.
Corrección: 17 de enero, 2014.
Un artículo del miércoles sobre el síndrome Prader-Willi, una enfermedad caracterizada por un apetito insaciable, identificó erróneamente la metionina aminopeptidasa 2, la substancia inhibida por el medicamento beloranib. Esta es una encima, no una hormona. El artículo además deletreó mal el nombre de una proteína de baja presencia en la sangre de la gente con el síndrome. Es el factor neurotrófico derivado del cerebro, no neurotrópico.

Traducción: Jerzy Fonseca